martes, 14 de julio de 2009

Carta abierta del alcalde de Mota del Cuervo al Obispo de Cuenca

Eminencia, la lectura de la demanda formulada por la Diócesis de Cuenca contra el Ayuntamiento de Mota del Cuervo nos ha dejado sorprendidos. No ya por la defensa de la propiedad de los terrenos que ustedes hacen, cuando es evidente y sobradamente conocido en nuestro pueblo que ese monumento se encontraba en la calle y no en el interior del dominio de la iglesia; tampoco porque acusen a la Alcaldía de actuar por la vía de hecho, pese a la adopción de dos acuerdos plenarios que le habilitan para actuar, adoptados en sesión pública y abierta, a los que se les dio la publicidad debida, y que todo el pueblo, incluso ustedes, conocían con la suficiente antelación.

Lo que nos deja verdaderamente sorprendidos es su afirmación de que el monumento franquista, “tal y como estaba ejecutado, cumple con la ley y es la expresión de la libertad de actuación de la iglesia y el pueblo católico”, además de ser “una expresión de arte religioso protegido por los acuerdos con la Santa Sede”.

Nada más lejos de la percepción que la inmensa mayoría del pueblo de Mota tenía sobre el significado y motivación de ese monumento. Nadie menos ustedes duda de que se trata de un símbolo público de propaganda política que exalta la dictadura, la falange, la sublevación militar y a sus víctimas afines, conmemorando la victoria de la guerra civil. “Caídos por Dios y por España ¡Presentes!” exclamaba la piedra. Y ahora nos viene usted diciendo, después de 30 años de democracia, 34 años fallecido el dictador, pero con incontables familias españolas que no han dejado de buscar en las cunetas y las tapias de los cementerios a sus muertos, que “parece cuanto menos dudoso, que el conjunto que nos ocupa suponga o pretenda exaltar la sublevación militar, o el régimen de la dictadura”. ¿No cree Vd. que podría herir la sensibilidad de muchas personas? ¿Esa es la seriedad con la que decía iba a defender la postura de la iglesia?, ¿así es como entiende la justicia y la imparcialidad?

Efectivamente, Sr. Obispo, no se hace mención en él en ningún momento “a los caídos durante la dictadura”. Por fortuna, la democracia trajo consigo el final de la censura y se pudo entonces conocer la verdadera Historia sobre lo sucedido en España entre 1936-1975. Si repasa Ud., la Historia Contemporánea de España podrá conocer las políticas propagandísticas que articuló el régimen de Franco, con la connivencia de la Iglesia católica, para justificarse ante la población. Sólo en este contexto podrá entender el verdadero significado de los monumentos a los “Caídos Por Dios y por España”. Rememore, por favor este verano la Historia de España.
Contraste con otras fuentes más allá que el martirologio de Cuenca y ajenas a la connivencia con el régimen, porque sino acabará usted concluyendo nuevamente que “el significado del monumento es la memoria de un grupo de personas que fueron asesinadas simple y llanamente por sus creencias religiosas, no por la políticas”. Ni por las religiosas, ni por las políticas. Nadie debería haber muerto en aquella guerra, ni debería haberse producido nunca la sublevación militar contra el gobierno legítimamente constituido de la II República. Todo con la palabra, nada con las armas. Malditas sean las guerras y los canallas que las apoyan.

Hable Ud. y escuche a los cientos de vecinos de Mota que podrán contarle otra visión de los hechos, porque sufrieron en sus familias la represión brutal, la muerte, la venganza, el odio que representaba ese monumento y que durante tantos años justificó. Ese monumento, Sr. Obispo, dividía y enfrentaba a los ciudadanos, ofendía la memoria de los miles de ciudadanos que murieron a consecuencia de la sublevación militar, sirvió para justificar la represión local y nacional contra ciudadanos a los que se acusó injustificadamente, y su finalidad era la de perpetuar la victoria de la guerra civil a la vez que homenajeaba solo a los “Caídos por Dios y por España. Presentes”, pero no a todos los muertos de Mota del Cuervo durante la Guerra Civil y la Dictadura. Ciertamente se trata de personas que fueron víctimas de la violencia de la Guerra Civil, pero en este pueblo hubo también otras víctimas que no se adhirieron fervientemente al “glorioso” alzamiento nacional. ¿Cree Ud. verdaderamente que en ese monumento era Jesucristo quien estaba representado?

Para nosotros, y para muchos cientos de vecinos de este pueblo, por no decir varios miles, ese monumento era un monumento de exaltación personal y colectiva del bando franquista, conmemorativo de la victoria de la Guerra Civil a la que hubo quien le dio título de Santa Cruzada, y exaltaba y conmemoraba la sublevación militar y la dictadura, a la que se quiso legitimar a través de la ocupación masiva de los espacios públicos con los símbolos del régimen: calles, plazas, edificios públicos y otros, incluidos los exteriores de las parroquias y los cementerios.

En todo caso, Sr. Obispo, era un elemento ubicado en el espacio público de discordia política, que creaba malestar, enfrentamiento y ofendía a muchas familias de Mota del Cuervo, muchas de ellas creyentes y parte de la iglesia. Era, sencillamente, un monumento en el que no todos los ciudadanos podían sentirse representados, y por lo tanto contrario al espíritu de reconciliación y concordia que guió la transición en el que trata de profundizar la Ley de Memoria Histórica. Le invito públicamente a reflexionar sobre su posición, y a reforzar el importante papel que tuvo la Iglesia en la etapa de la transición española contribuyendo desde su imparcialidad a allanar el camino para hacer avanzar la democracia en nuestro país y apelando a ese espíritu de reconciliación y concordia en el que todos debemos encontrarnos.

Atentamente.

En Mota del Cuervo, a 13 de julio de 2009


Fdo.: José Vicente Mota de la Fuente. Alcalde de Mota del Cuervo