sábado, 17 de enero de 2009

El derecho a la vida (Por El gran Wyoming)

Texto reproducido de el Blog de El Gran Wyoming

Tal vez preocupados por el avance de la homosexualidad en España, no veo a los miembros de la Conferencia Episcopal enfáticos en la condena de la sangre derramada en la franja de Gaza. Al parecer, el derecho a la vida, tan defendido cuando se trata de evitar que las mujeres decidan sobre su embarazo, se pierde al alcanzar la categoría de infante. Lo importante es el embrión, que no tiene oportunidad de decidir. Los niños que mueren en los bombardeos ya pueden hacerlo y si, como ellos dicen, sus padres les ponen de escudos humanos, es su problema. El que dispara queda absuelto. ¿Consideran los que salen indignados a la calle a reivindicar “la familia” que volar una casa con todos los miembros dentro es atentar contra la unidad familiar? Tal vez el hecho de que mueran todos juntos preserva la esencia.

Para matar a un líder de Hamás, el Ejército israelí no dudó en asesinar, de paso, a sus ocho hijos (escudos humanos, al fin y al cabo) en una acción muy celebrada dado el éxito de la misión. Por alguna razón, estos crímenes no les provocan la reacción visceral que les producen las clínicas de interrupción del embarazo. Es posible que para la Conferencia Episcopal condenar el genocidio palestino, de verdad, como saben hacerlo cuando se lo proponen, sea ponerse del lado de la competencia. A los suyos, lo que de verdad les preocupa ahora es Cuba. Lo de Oriente Medio es muy complejo y está enquistado, no corre prisa. Son de color oscuro, ni siquiera cristianos, no son de “la familia”. Primero hay que acabar con lo de Fidel Castro.

Es lo que tiene la paz espiritual, que te permite dedicarte a arreglar un enchufe en pleno tsunami. Dichosos los llamados a esa altura moral. A los demás nos toca defender el derecho a la vida de los ya nacidos.